Último hallazgo en el Muro de Adriano plantea dudas sobre la vida romana antigua

En un descubrimiento inesperado en el Fuerte Magna, localizado a lo largo del Muro de Adriano, en el norte de Gran Bretaña, un equipo de arqueólogos ha hallado una colección de zapatos de un tamaño notablemente grande. Este hallazgo está planteando nuevas preguntas sobre los aspectos físicos de los soldados romanos que vigilaban la frontera del Imperio Romano y su posible conexión con la vida en la antigua fortaleza. Los zapatos, que van desde botas de trabajo hasta calzado más pequeño para bebés, tienen características inusuales que podrían modificar nuestra comprensión sobre la composición de las tropas romanas y sus orígenes.

El hallazgo de zapatos de dimensiones inusuales

Entre las 34 piezas de calzado encontradas en el Fuerte Magna, ocho de ellas miden más de 30 centímetros de largo, lo que equivale a una talla 13.5 de hombre en EE. UU., o incluso mayor. Estas dimensiones son significativamente más grandes que las de los zapatos de otros fuertes romanos cercanos, donde los zapatos encontrados habitualmente eran más pequeños, alrededor de una talla 8 de hombre en EE. UU. Este hallazgo ha llevado a los arqueólogos a considerar la posibilidad de que el Fuerte Magna haya sido custodiado por tropas excepcionalmente altas, lo que genera preguntas sobre las condiciones y el origen de estas fuerzas militares.

La principal arqueóloga, Rachel Frame, recordó que al inicio se consideraron muchas explicaciones para el tamaño notablemente grande de los zapatos, como la posibilidad de que los soldados utilizaran ropa adicional como calcetines gruesos para llenar el espacio o que estos zapatos fueran hechos pensando en inviernos fríos. No obstante, a medida que el equipo halló más calzado de gran tamaño, parecía evidente que la razón más simple podría ser que ciertamente se trataba de individuos con pies realmente grandes.

La historia detrás del Fuerte Magna

El Fuerte Magna, que era parte integrante del complejo de fortificaciones del Muro de Adriano, sirvió como base para diversas legiones romanas y sus familias a lo largo de los siglos I y II d. C. Después de su edificación en el año 85 d. C., el fuerte fue ocupado por distintas unidades militares. Los arqueólogos han hallado inscripciones en las paredes y altares que revelan la presencia de tropas de orígenes variados, tales como arqueros hamianos de Siria, soldados dálmatas de la región balcánica y batavios de los Países Bajos.

A pesar de que se conoce la existencia de estos grupos, se tiene escasa información sobre la duración de su estancia en el Fuerte Magna. Frame explica que las tropas romanas generalmente se retiraban de los fuertes tras algunos años, moviéndose a diferentes ubicaciones dentro del imperio. En esta rotación, solían dejar atrás efectos personales, como vestimentas y zapatos, que frecuentemente terminaban sepultados bajo las nuevas edificaciones. Estos artículos se mantenían conservados durante siglos, quedando atrapados en las capas de tierra y escombros acumulados a través del tiempo.

Una perspectiva renovada para comprender la historia

Los investigadores esperan que el estudio de estos zapatos pueda ofrecer nuevas pistas sobre la vida cotidiana de los soldados romanos en la frontera noroeste del imperio. Aunque las huellas de los antiguos ocupantes del Fuerte Magna aún son limitadas, el hallazgo de estos objetos personales podría ayudar a completar el panorama de las vidas de los miles de personas que vivieron en y alrededor de este importante sitio romano.

El hallazgo también subraya el valor de lo que la Dra. Elizabeth Greene, especialista en calzado romano, denomina «basura arqueológica». Greene ha analizado miles de zapatos que se encontraron en el cercano Fuerte Vindolanda, otro importante sitio romano ubicado a lo largo del Muro de Adriano. Según su experiencia, los objetos desechados o pasados por alto pueden proporcionar una perspectiva única sobre la vida de las personas ordinarias, quienes casi nunca dejaron documentos escritos.

Conservación de zapatos romanos y los retos del cambio climático

Un aspecto que ha favorecido la preservación de estos antiguos calzados es el método de curación que empleaban los romanos para tratar el cuero, permitiendo que resistan la descomposición por más de 2.000 años. No obstante, el cambio climático empieza a ser un obstáculo para los arqueólogos. Según Frame, las condiciones del suelo han variado debido a las olas de calor y los periodos de sequía, incrementando el oxígeno en los subsuelos y acelerando la descomposición de materiales orgánicos, como el cuero. Este cambio en las condiciones del terreno recalca la necesidad urgente de seguir con las excavaciones antes de que las partes más delicadas de la historia se pierdan.

El descubrimiento de información sobre los residentes del Fuerte Magna

Aunque se han hecho progresos en las excavaciones, persisten muchas incógnitas, por ejemplo, quiénes eran los soldados que llevaban los zapatos grandes. El estudio de estos zapatos podría proporcionar impresiones de los pies de quienes los poseían originalmente, dando más detalles sobre sus rasgos físicos. No obstante, dado que las costumbres funerarias romanas en la zona involucraban la cremación y el uso de lápidas en lugar de enterramientos en tierra, es improbable encontrar restos humanos que se puedan relacionar directamente con los artefactos.

A medida que continúan las excavaciones en el Fuerte Magna, Frame y su equipo esperan que los descubrimientos adicionales ayuden a resolver estos misterios y aporten una mejor comprensión de cómo vivían, trabajaban y se desplazaban las tropas romanas en esta importante fortaleza.

Este hallazgo genera interrogantes interesantes acerca de aquellos que vigilaban los límites del Imperio Romano, así como sobre el modo en que sus existencias, aunque ignoradas por la narrativa oficial, dejaron una marca duradera en el territorio de Gran Bretaña.

Por Sandra Gomez