
min estos tiempos complicados que nos dan motivos diarios para deprimirnos ante inercias de todo tipo, he aquí por fin una buena noticia. Europa, ridiculizada regularmente por su lentitud para adaptarse a los cambios en su entorno, se fue destetando a sí misma a una velocidad asombrosa. El consumo de gas natural en la Unión Europea se desplomó casi un 18% entre agosto de 2022 y marzo de 2023.
Este resultado, publicado el miércoles 19 de abril por el Instituto Eurostat, está muy por encima del objetivo del 15%, pero ambicioso, marcado por el plan “RePower EU”, destinado a salir de la dependencia de los combustibles fósiles rusos. Esta caída no se calcula únicamente sobre la comparación con el mismo período del año anterior, sino sobre el promedio de los últimos cinco años, lo que le da más valor.
Ante un shock tan violento como la repentina abolición de las importaciones de gas ruso, la reacción fue aún más fuerte en los países nórdicos más cercanos a la frontera rusa. El consumo ha caído casi un 56 % en Finlandia, un 40 % en Lituania y un 37 % en Suecia. Europa, campeona del ahorro energético.
Requisito para la descarbonización masiva
Por supuesto, el invierno particularmente suave jugó su papel, así como el informe sobre energías desagradables como el carbón, pero fueron sobre todo las medidas de ahorro las que dieron sus frutos. Los fabricantes han parado la producción y los particulares han bajado la calefacción.
Y el esfuerzo no disminuye en este inicio de año, ya que, en marzo, la caída del consumo seguía siendo del 17% sólo en este mes, a pesar de la caída del precio del gas. La movilización general y sobre todo la explosión de los precios han hecho su trabajo. Esto no estuvo exento de sufrimiento para la cartera de los particulares y la de los Estados, que, como en Francia, compensaron en gran medida la subida de precios para los consumidores privados.
Estas cifras son recomendables dada la exigencia de una descarbonización masiva de la economía. Demuestran que los grandes movimientos son posibles a corto plazo y están en marcha. El miércoles, Alemania anunció la prohibición de nuevos calentadores que utilicen combustibles fósiles, gas o petróleo. El camino está dibujado.