Estudios de atribución climática: El método que revela el impacto real del cambio climático en desastres extremos

El cambio climático ya no es un concepto abstracto ni un fenómeno del futuro. Sus efectos son palpables, visibles y, en muchos casos, devastadores. En este escenario, una disciplina científica ha ganado protagonismo por su capacidad para responder una de las preguntas más cruciales de nuestro tiempo: ¿hasta qué punto es responsable el calentamiento global de los eventos meteorológicos extremos que estamos presenciando? La respuesta la proporcionan los estudios de atribución climática, una herramienta cada vez más sofisticada que permite cuantificar la influencia humana en fenómenos naturales extremos.

Cuantificar lo que antes era intuición

Sequías extensas, olas de calor nunca vistas, lluvias intensas que paralizan áreas completas: la frecuencia y gravedad de estos fenómenos han aumentado en los últimos años. No obstante, determinar el impacto específico del cambio climático en cada incidente requiere más que meras observaciones. Aquí es donde los estudios de atribución climática son fundamentales. Esta técnica científica evalúa la probabilidad de que un fenómeno climático extremo suceda en la actualidad en comparación con un escenario teórico sin intervención humana, es decir, sin el calentamiento generado por las emisiones de gases de efecto invernadero.

El procedimiento es meticuloso. Se inicia con la definición del fenómeno que se quiere estudiar —por ejemplo, una ola de calor o una inundación—, se recogen datos meteorológicos y se determina la probabilidad del evento en las condiciones climáticas presentes. Luego, utilizando modelos matemáticos, se recrea esa misma situación en un clima de época preindustrial. La comparación entre los dos escenarios muestra cuánto influye el cambio climático en el fenómeno analizado.

Casos recientes con resultados reveladores

Los estudios sobre atribución climática han evolucionado de ser simples ejercicios teóricos a convertirse en herramientas esenciales en la respuesta social, política y científica ante desastres naturales. Un caso particular es el estudio realizado después de la ola de calor que afectó a México en 2024. Tres episodios seguidos con temperaturas que superaron los 45 grados Celsius resultaron en la muerte de más de 125 personas, perjudicaron cultivos y agravaron la sequía. La investigación concluyó que estos fenómenos, que a principios del siglo eran raros y se presentaban una vez cada seis décadas, ahora ocurren cada dos años debido al calentamiento global.

En España, un acontecimiento semejante tuvo lugar en octubre de 2024 después de una fuerte DANA (depresión aislada en niveles altos) que impactó el sudeste de la península. En solo cinco días, un informe determinó que las precipitaciones vinculadas fueron un 12 % más intensas y dos veces más probables a causa del cambio climático.

Metodología con base científica

Los esquemas empleados en estas investigaciones son creados y verificados por colectivos científicos a nivel internacional. Si bien los reportes se difunden rápidamente con el objetivo de contribuir al diálogo público y político mientras el acontecimiento sigue presente en la memoria de la sociedad, los algoritmos, sistemas de simulación y técnicas aplicadas han sido previamente examinados y aprobados en publicaciones científicas.

En ocasiones, los científicos también recurren a simulaciones históricas para observar la evolución del clima con y sin emisiones, lo que permite detectar tendencias a largo plazo. Estas herramientas, apoyadas por el avance tecnológico, hacen posible que los estudios de atribución climática se publiquen en tiempo récord y con un nivel de precisión que mejora constantemente.

Retos tecnológicos y perspectivas de avance

Aunque esta área científica es cada vez más importante, todavía tiene ciertas restricciones. Los hallazgos son más sólidos al estudiar eventos de gran magnitud y duración extensa, como las olas de calor o las sequías prolongadas. Por otro lado, fenómenos más específicos, como las fuertes tormentas o las granizadas, presentan dificultades adicionales debido a la resolución limitada de los modelos climáticos actuales.

La solución para vencer estos obstáculos reside en el constante desarrollo de la potencia de cálculo, el refinamiento de los modelos del clima y el fortalecimiento de las bases de datos meteorológicas a nivel mundial. Conforme se progresa en estos aspectos, la exactitud y confiabilidad de los análisis de atribución incrementarán proporcionalmente.

Una herramienta indispensable para el presente

La atribución climática ha transformado nuestra comprensión sobre el impacto del cambio climático en nuestras vidas. Ya no nos referimos únicamente a advertencias globales o proyecciones futuras; ahora es posible cuantificar de manera concreta los costos humanos, ambientales y económicos de los eventos extremos que experimentamos. Esta herramienta no solo enriquece el conocimiento científico, sino que también contribuye a orientar decisiones políticas, estrategias de adaptación y planes de emergencia más eficientes.

En un mundo en el que los desastres naturales son cada vez más comunes e intensos, los estudios sobre la atribución climática brindan la posibilidad de intervenir con datos, previsión y responsabilidad.

Por Sandra Gomez