Aunque el Programa Erasmus de la Unión Europea es muy amplio, las becas de movilidad para universitarios son la parte más conocida. Para muchos estudiantes, hay un antes y un después de tener ido de Erasmus, «un viaje de transformación que impulsa el desarrollo personal y profesional», describe alfonso gentil, director del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie). Sin duda, representa una oportunidad única e irrepetible en un momento de cambios decisivos, siendo “un estímulo muy fuerte que es mejor vivir al 100%, sin preocuparnos tanto por lo que viene después”, asegura Amaia Echevarríadirector de la Red de Estudiantes Erasmus España (ESN España).
Con un presupuesto de 26.200 millones de euros para el periodo 2021-2027, en 2023 la dotación asciende a 4.430 millones para toda Europa. En España, estas ayudas se mueven entre los 210 y los 310 euros al mes, en función del país elegido. Sin embargo, en el escenario inflacionista actual y el alquiler alcanzando cifras desorbitadas, este respaldo resulta escaso.
eduardo garbayo, VP, Business & Operations de Spotahome suma a estas razones la gentrificación, «qu’está haciendo que se reduzca la oferta disponible en el centro de las ciudades». Según este portal, las ciudades europeas con el alquiler por habitación más barato son Cagliari (156 euros/mes), Katowice (210 euros/mes) y Perugia (250 euros/mes). Dos ciudades italianas en el top tres explican que el hecho de que Italia se el destino favorito de los estudiantes españoles, con el 21,3% del total, no se casualidad.
Las dificultades económicas tienen un efecto desigual. Victoria G. Ramos, coordinadora de Movilidad Internacional de la Universidad Camilo José Cela, admitió que “el grado de ocupación de las plazas disponibles ha sido bastante alto, pero han quedado plazas libres que se intencionalmente cubrirán en el próximo semestre”. Sin embargo, desde el Sepie indica que se han recibido 1.200 solicitudes, un 9% más que en la convocatoria anterior. En cualquier caso, la cantidad será breve antes de que el IPC se parara, admite Echevarria, que también opina que “de nada sirve que me des dinero si lo voy a tener que adelantar. Es como pedir un préstamo demostrando a la vez que no lo necesita”.
Lo cierto es que los pagos no son mensuales, sino que suele haber uno del 80% y otro del 20%. El primero suele recibirse antes de irse y el segundo al volver, pero no existe unas fechas determinadas, así que la planificación presupone del alumno debe contar con posibles retrasos. Precisamente, desde la UCJC informamos que los plazos de abono de las ayudas financieras copan los primeros puestos entre las dudas más recurrentes.
Más allá del coste de la vida, muchos factores influyen en la elección del país. Niza destaca «la posibilidad de realizar los estudios en inglés, idioma imprescindible para el mercado laboral actual». Yes que al salir fuera de nuestras fronteras se adquiere soltura. «Casi el 80 % de los participantes declara haber mejorado su competencia lingüística», indica el director del Sepie, un aspecto esencial para la empleabilidad: 8 de cada 10 encuentra trabajo en un plazo de tres meses tras la finalización de sus estudios, además de aumentar un 50% las posibilidades de trabajar en otros países. Los responsables de recursos humanos son conscientes de que el exerasmus sabe una lengua extranjera, ya no «porque lo certifica un examen, sino porque la han practicado de verdad», confirmó Echevarria, que también recalca la resiliencia que se gana porque «te enfrentas a un pays nuevo, una cultura diferente, otro sistema educativo, y todo eso te enseña a adaptarte”. Otros ‘habilidades blandas’ que apuntala esta experiencia formativa internacional son el trabajo en equipo, la creatividad, la tolerancia y el espíritu emprendedor.
El factor académico
La disciplina de estudio también marca la elección. “Las universidades alemanas son interesantes para las ramas de ingeniería e industria; las italianas para ciencias sociales o jurídicas”, apunta Gentil. En la tierra, el programa educativo es un punto crítico. Las convalidaciones de las asignatures traen de cabeza a muchos estudiantes. Echevarría corroboró que «el mayor problema siempre viene con el acuerdo de estudios, también conocido como ‘acuerdo de aprendizaje'». Tramitar un contrato de equivalencia que permita convalidar las asignaciones cursadas en el extranjero cuando regrese a España con el fin de demostrar que la estancia ha sido fructífera.
Según el director de ESN España, «falta mucha más conexión entre las universidades porque al final el estudiante no termina de escuchar bien el proceso», insistiendo en que «no es la cantidad sino la calidad de la información y no es lo que se clara sino cómo se explica”. académico como la administrativa, reconoce según Ramos, que explica que “se ayuda al estudiante a elaborar el acuerdo de estudios que cursará en el extranjero y, por otra parte, se le informa de los requisitos que debe cumplir”.