Iuna caída reciente en la productividad laboral por hora en Francia (-3% desde 2019) es preocupante y cuestionadora. Preocupa, porque la curva francesa se ha convertido, desde 2019, en paralela a la de Italia, país que sufre una crisis de productividad desde hace casi tres décadas; este último da como resultado un estancamiento inexorable que explica aún más la transmisión sobre la deuda italiana –la diferencia entre la tasa de endeudamiento soberano y las otras tasas en la zona euro– que el nivel de esta deuda en sí. Cuestiona, porque Francia nunca había conocido tal evolución (aparte de la crisis económica) y eso no hace falta explicación. En concreto, hay un desbordamiento de posibles causas.
Un primer enfoque es identificar fenómenos simultáneos y calcular su impacto directo. Así, la caída de la productividad podría explicarse por una sobreabundancia de contrataciones. Sí, pero ¿de dónde vienen estas contrataciones? ¿No es porque la productividad está cayendo que los empresarios tienen que contratar para asegurar la actividad?
Una explicación más fáctica, la política de apoyo al estudio y trabajo ha provocado un aumento muy fuerte desde 2019 en este tipo de trabajo, que se considera menos productivo; allá departamento de investigación del Ministerio de Trabajo cree que este efecto de composición podría explicar una quinta parte de la pérdida tendencial de la productividad. Pero tal ejercicio es muy incierto; las empresas podían contratar a las mismas personas bajo un contrato tradicional.
Sobre todo, al final de la alternancia, tenemos empleados más productivos. Como la duración media de un contrato de aprendizaje es de unos veinte meses, deberíamos, por el contrario, haber visto el dividendo de esta política a partir de 2022. Se pueden mencionar otros fenómenos, como la explosión del trabajo por cuenta propia, pero, aquí de nuevo , nos falta retrospectiva.
Un segundo enfoque es integrar a Francia en un contexto más global. La curva de productividad de los Países Bajos coincide casi perfectamente con la de Francia. Y el La Oficina de Trabajo de EE. UU. acaba de publicar su estimación para 2022 : “La productividad laboral en el sector del mercado privado no agrícola cayó un 1,7%, la caída más pronunciada desde el comienzo de la serie en 1948”. En todas partes la productividad tiene hipo, lo que se refiere a hipótesis tecnológicas o disfunciones sistémicas que se pueden clasificar en dos categorías.
Todo es más fácil
El primero es el de las transiciones. La doble transición hacia una economía basada en inteligencia artificial y menos carbono requiere una adaptación de habilidades y organizaciones, y su planificación requiere una mano de obra dedicada. Ante la transición demográfica y sus riesgos de falta crónica de mano de obra, las empresas preferirían retener a sus empleados y contratarlos de forma anticipada. La caída de la productividad sería, pues, una buena noticia: los jugadores se están preparando para el futuro.
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