
Para muchos de ellos, la magia ya no funciona. Tras movilizar de forma inédita el pasado martes -un millar de personas- «miembros del elenco» (nombre dado a los empleados del grupo Eurodisney) se preparan para renovar su movimiento, este sábado 3 de junio, a partir de las 9 horas, en el recinto de Marne-la-Vallée (Seine-et-Marne), a falta de haber obtenido un respuesta de la gerencia acorde con sus demandas salariales y sus demandas sobre las condiciones de trabajo.
«Es histórico» repitió Ahmed Masrour, representante sindical de la UNSA. “Encontramos gente de todos los oficios, hostelería, restauración, ticketing de eventos o gestión de flujos, tanto jóvenes como mayores”, explica, mientras que la movilización que comenzó en abril ha seguido creciendo desde entonces.
De un puñado de personas cuando comenzó hace un mes y medio, desde entonces ha reunido 200 el 10 de mayo, luego 500 el 23 de mayo. Y, finalmente, 954, martes 30 de mayo, según el conteo de la gerencia, y 1.800 (de los 18.000 empleados), según el de los sindicatos.
Sensación de «degradación»
Procedente originalmente de un colectivo de trabajadores, a este Movimiento Antiinflacionario (MAI) se sumaron luego los sindicatos, la UNSA y la CGT a la cabeza. Juntos reclaman un aumento de 200 euros netos al mes en los salarios, así como el doble pago de los domingos trabajados y la duplicación del coste del kilometraje para hacer frente a la inflación.
“Los precios para entrar al parque han subido en los últimos meses, la actividad va bien pero los salarios están luchando para seguir el ritmo de la inflación”, informe David Charpentier, portavoz del Sindicato Independiente de Empleados del Turismo 77. Subraya en particular el sentimiento de «rebaja de categoría de los empleados más antiguos» lo que justifica con un diferencial cada vez menor entre su salario y el de los nuevos empleados a medida que aumenta el salario mínimo.
También están en juego las condiciones de trabajo. Como tal, los empleados y varios sindicatos están pidiendo el final de la jornada laboral adaptada, que se había implementado como parte de una enmienda a la jornada laboral en octubre de 2020, por un período de dos años. “Durante la renegociación que se llevó a cabo el otoño pasado, los sindicatos expresaron su disconformidad con la continuidad de esta organización”dice Fabien Beiersdorff, representante de la CGT, precisando que la gerencia ha optado por imponerlos obligándolos a través del CSE.
“Esta reorganización tiene un fuerte impacto en la salud, la privacidad y la calidad del trabajo. Lo vemos con el aumento de los paros laborales”considera Ahmed Masrour mientras los empleados afectados se quejan según él de la gran variabilidad de los horarios y el hecho de que los días de descanso no son consecutivos. “Puede sucederles que, después de un día de descanso, trabajen dos días de cuatro horas, luego tres días de nueve horas y un sexto de seis horas”agrega el gerente de la CGT.
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