jikTok, ¿un caballo de Troya de Beijing para la recolección abusiva de datos privados y una amenaza para la seguridad nacional? ¿O el chivo expiatorio del conflicto chino-estadounidense y la víctima expiatoria de la paranoia antichina de Washington? El verdadero pecado de la plataforma, arrebatado a 150 millones de estadounidenses, parece residir en realidad en un cambio de gobierno, cuyo último episodio no pudo sino llamar la atención de los gobiernos de muchos países revelados.
Efectivamente, ByteDance, la empresa matriz de la aplicación, ha llevado a cabo, con la mayor discreción, una serie de cambios de propiedad, que han dado como resultado una nebulosa estructura accionarial tras la que se cierne la sombra del Partido Comunista Chino. [PCC]. Primer episodio: el 30 de abril de 2021, tres empresas estatales chinas, incluida la Administración del Ciberespacio de China, el poderoso regulador de Internet, adquirieron el 1% de las acciones de ByteDance Limited, por el ridículo precio de 2 millones de yuanes [270 000 euros]y obtener uno de los tres puestos en el directorio, con derecho a veto.
El miembro de la junta directiva así lanzado en paracaídas no es otro que Wu Shugang, un funcionario del PCCh conocido por haber declarado en 2012 en Weibo, el Twitter chino, «¡Que el diablo nos quite los derechos humanos y la libertad!» »mensaje desde que se eliminó… El mismo día, el capital social de la empresa se incrementó en… 1,900%, para llegar a 200 millones de yuanes [27 millions d’euros] ! Segundo episodio: 20 de mayo de 2021, Zhang Yiming, el fundador de ByteDance, de apenas 38 años, renuncia como CEO. Desde principios de 2022 vive en Singapur.
Tercer episodio: el 18 de enero, el mismo Zhang Yiming vende todas sus acciones, es decir, el 98,81 %, en ByteDance -rebautizada como Douyin desde mayo de 2022- a una oscura empresa, Xiamen Xingchen Qidian Technology [XXQT]creado solo veinte días antes, el 30 de diciembre de 2022. Los medios chinos se preguntaron para comentar sobre un pequeño ratón con un capital registrado de 1 millón de yuanes. [130 000 euros] fue capaz de tragarse al gigante planetario cuyo valor ronda los 200 mil millones de dólares [183 milliards d’euros]. Pero ninguno se atrevió a romper la omertá que envuelve a los dos accionistas de XXQT: no aparece información sobre ellos, salvo sus nombres. Solo sabemos que cada uno posee el 50% de la misteriosa empresa fundada en Xiamen, ciudad de la que el joven Xi Jinping fue vicealcalde de 1985 a 1988, antes de construir su ascenso político desde la provincia de Fujian.
Te queda el 73,59% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.