“¿Qué es más sostenible socialmente que la producción de salud o igualdad que permite un sistema que redistribuye casi un tercio de la riqueza nacional? »

“¿Qué es más sostenible socialmente que la producción de salud o igualdad que permite un sistema que redistribuye casi un tercio de la riqueza nacional?  »

I¿La seguridad social está amenazada por su dependencia financiera de un modelo económico condenado a desaparecer porque destruye el medio ambiente y la biodiversidad? Para nosotros, la Seguridad Social, al desarrollar ciertos mecanismos para enfrentar los desafíos sociales y ambientales del mañana, es más bien parte de la solución.

La Seguridad Social está en constante evolución, tanto por el volumen de su gasto, que se ha duplicado desde 1949, como por la diversificación de sus fuentes de financiación. Las cotizaciones, que suponían el 86% de su financiación en 1990, sólo representarán el 56% en 2020. Este giro, justificado por reducciones en las cotizaciones, ha acompañado una universalización de prestaciones que ya no están únicamente ligadas a la condición de trabajador.

La imputación de parte del IVA a la Seguridad Social hace que su financiación se base en el consumo y ya no únicamente en la producción. Incrementa así el precio de los productos y contribuye a limitar el consumo de los hogares, en particular de productos de alto impacto carbónico, a favor del consumo en áreas de bajas emisiones: prevención, salud, guarderías, centros sociales y socioculturales, etc. .

Tres escenarios

En cuanto a la producción en sí, que sigue sustentando financieramente al sistema, el desafío no es necesariamente reducirla (y empobrecernos), sino cuestionar su naturaleza: ¿qué productos y servicios producimos nosotros, cuál es su impacto de carbono? , ¿cómo podemos asegurarnos de que sean compatibles con el clima? Tres escenarios son posibles.

Primer escenario, el desarrollo de actividades sostenibles se traduciría en un aumento de la producción que podría financiar la protección social, o incluso su extensión.

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Segundo escenario, la sustitución de actividades contaminantes por actividades verdes sería suficiente para limitar nuestro impacto ecológico, sin afectar el equilibrio financiero de la “Secu”.

Tercer escenario, la reducción de la producción requeriría una contracción del gasto social. Esta última opción conduciría o bien a reducir la redistribución, en particular en detrimento de las personas más precarias, o bien a asumir colectivamente un aumento significativo de las deducciones.

La paridad se debilita

En todos los escenarios, el tema de la justicia social, tanto desde el punto de vista de los gravámenes como de la cobertura de riesgos, sigue siendo central.

Estos cambios están, en todo caso, poniendo a prueba nuestro sistema de protección social, ya sea en términos de igualdad de gravámenes (el IVA pesa mucho en el presupuesto de los hogares de bajos ingresos, mientras que son los más ricos los que más consumen y contaminan), gobernabilidad y socialdemocracia: se fortalece el papel del Estado mientras se debilita el sistema paritario dentro de las organizaciones de la Seguridad Social.

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