En la zona euro, la inflación subió un descenso lento y difícil

En la zona euro, la inflación subió un descenso lento y difícil

Nadie se da cuenta mientras va de compras, la subida de los precios de los alimentos, que actualmente roza el 14% en la zona euro, sigue causando estragos. Sin embargo, en los últimos meses, la inflación ha comenzado a disminuir. En abril, en la zona euro, alcanzó el 7% anual, según los datos publicados el martes 2 de mayo por la agencia europea de estadísticas Eurostat. Esto es marginalmente más que en marzo (6,9%), pero ahora está lejos del pico de inflación de 10,1% en noviembre.

“Es el comienzo del comienzo del reflujo, pero sigue siendo tenue”, advierte Gilles Moëc, economista jefe de Axa. Los datos publicados el martes sí dan indicaciones contrarias, que producen interpretaciones delicadas. En el lado de las malas noticias, además del muy ligero aumento entre marzo y abril, la inflación del sector servicios ha caído (del 5,1% en marzo al 5,2% en abril). Por el lado de las buenas noticias, la llamada inflación “básica”, es decir, excluyendo los elementos altamente fluctuantes de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco, ha disminuido ligeramente por primera vez desde el comienzo de la guerra en Ucrania: fue del 5,6 % en abril, frente al 5,7% de marzo. Casi nada, pero lo suficiente para esperar que la tendencia alcista ahora se esté revirtiendo.

Sin embargo, si echamos la vista atrás a varios meses, la caída de la inflación empieza a ser realmente notoria en algunos países. Bélgica cayó desde un pico del 10,2% al 3,3% en abril; Holanda del 11,3% al 5,9%; España del 10,7% al 3,8%; Estonia del 25,2% al 13,2%; Alemania del 10,6% al 7,6%. Tanto para los hogares como para las empresas, la soga comienza a aflojarse.

Gasolina y petróleo más baratos

Tres factores principales explican esta pausa: la caída de los precios de la energía, el regreso a la normalidad en el comercio mundial y el fuerte aumento de las tasas de interés. La primera es la más directa y obvia.

Después de dispararse al comienzo de la guerra en Ucrania, y más aún durante el verano de 2022, cuando Vladimir Putin cortó el suministro de gas a Europa, los precios de la energía ahora están cayendo. El gas, cuyo precio se ha multiplicado por ocho, con un pico de más de 300 euros el megavatio hora a finales de agosto de 2022, cotiza hoy en torno a los 39 euros, un nivel inferior al de los meses anteriores a la guerra.

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Para el petróleo, la caída es menos marcada, pero real. El barril de Brent ronda los 75 dólares (alrededor de 68 euros), frente a un máximo de casi 115 dólares en junio de 2022. En el surtidor, esto se empieza a sentir. La semana pasada, el litro de 95 sin plomo se vendió de media en Francia a 1,91 euros el litro, más que el mismo periodo del año pasado (1,80 euros), pero inferior al pico de 2,13 euros de junio de 2022.

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