El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, elevó su tasa de interés el miércoles 3 de marzo por décima vez en poco más de un año, pero abrió la puerta a un quiebre tras el comité de política monetaria del banco central. Así que todo salió según lo planeado, con el costo del dinero aumentando en un año de cero a más del 5%. El banco sigue subiendo los tipos para luchar contra la persistente inflación aunque esta haya bajado (4,6% en marzo sin energía ni alimentos).
¿Pero no fue eso una vez demasiado? Porque mientras el señor Powell lucha contra la inflación, las quiebras bancarias se han multiplicado, con la debacle desde mediados de marzo de tres establecimientos víctimas de la crisis crediticia. La última quiebra es la de First Republic, un establecimiento de San Francisco absorbido por el gigante JP Morgan el lunes 1oh Mayo al amanecer. Es cierto que se puede culpar a la mala gestión ya la mala supervisión de estos bancos, pero la hora no es más con estas cuestiones: son víctimas de la subida de tipos y del pánico de los ahorradores.
“El sistema bancario estadounidense es fuerte y resistente”, asegura la Fed en su comunicado de prensa de este miércoles. Salvo que dos horas después, tras el cierre de los mercados, la agencia Bloomberg reveló que otro establecimiento estaba en ebullición, el Pacific Western Bank. Después de perder 5.000 millones en depósitos de los 32.000 millones este invierno, este pequeño banco con sede en Beverly Hills, un distrito rico de Los Ángeles, está buscando capital o compradores. La acción perdió la noche del jueves hasta el 58% de su valor en los intercambios informales tras el cierre de los mercados, valorando al banco en 330 millones de dólares, diez veces menos que a principios de marzo. Zion y Comerica, otros dos bancos regionales, bajaron más de un 10% tras el cierre, y nadie puede afirmar que la crisis está bajo control.
“bancos zombis”
El economista jefe de la asociación de desarrolladores inmobiliarios, Lawrence Yun, juzgó con la CNBC que este aumento de tarifas fue “real y no necesario”. Según él, los bancos regionales “convertirse en bancos zombis, incapaces de prestar ni siquiera a las buenas empresas porque están más preocupadas por reestructurar sus balances para su supervivencia”.
Hasta ahora, Powell se ha negado a correlacionar el nivel de las tasas con la crisis bancaria. Él cree que las condiciones financieras para los bancos han mejorado: los inversores están huyendo hacia los bonos del Tesoro libres de riesgo y están reduciendo las tasas de mercado, lo que reduce los costos de financiamiento para los bancos. Y cree que la crisis llevará a los bancos a ser más restrictivos en sus préstamos a la economía. En definitiva, magia financiera: costes más bajos para bancos algo aliviados; costos más altos para la economía que necesita ser enfriada. Pero los mercados cada vez creen menos en este feliz escenario.
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